El japonés es literalmente una lengua
única. Los lingüístas han clasificado todas las lenguas modernas
en grandes “familias” que están relacionadas entre sí a través
de la gramática y el vocabulario. Por ejemplo, el inglés, el
francés y el español pertenecen a la familia indoeuropea (el inglés
está en la rama germánica mientras que el español y el francés en
la rama itálica o romance). Sin embargo, a pesar de la cantidad de
grupos lingüísticos, hay varias lenguas que simplemente no tienen
ninguna similitud o correspondencia con alguna otra lengua existente.
Esas lenguas incluyen el Euskera, Ainu y Japonés.
Así, es importante aproximarse al
aprendizaje del japonés con este concepto en mente: toda la
gramática que has aprendido en la escuela no tiene nada que ver con
este idioma. Probablemente has aprendido que hay varias “partes”
en el discurso – nombres, verbos, adjetivos, adverbios...- y que
pueden ser colocadas en ciertas combinaciones para conseguir ciertos
significados. También aprendiste que existen sujetos, predicados,
gerundios, participios y oraciones subordinadas. El japonés tiene
algunas de esas estructuras gramaticales, pero no todas. Y además,
posee algunas propias que no existen en español o inglés (o
cualquier otra lengua que conozcas).
Así que no es muy acertado iniciar el
aprendizaje del japonés con la idea de que aprenderás a tratar con
los sustantivos, verbos y adjetivos primero y luego entender cómo
construir frases y oraciones de la misma forma que en tu idioma
materno o alguno similar. No hay analogías exactas en todos esos
conceptos gramaticales. Desde el principio, tienes que rechazar tu idea de lo que es un adjetivo y tienes que rechazar también tus
nociones preconcebidas de cómo las frases y oraciones están
conectadas al sujeto. Esto no es una tarea simple; esas “reglas”
gramaticales han sido grabadas en nuestros cerebros desde la primera
vez que imitamos nuestra lengua materna cuando éramos pequeños.
Una cosa que puedes haber escuchado
sobre las “lenguas asiáticas” es que el tono en el habla es
crucialmente importante. Los occidentales somos constantementes
advertidos sobre que la mala pronunciación de una palabra puede
llevarnos a otro significado completamente distinto (y posiblemente
insultante). Esto es cierto, pero quizás no tan dramático como te
han hecho creer.
Como la mayoría de lenguas asiáticas
(y a diferencia de las lenguas occidentales), el japonés no utiliza
acentos. Esto le da al idioma un distintivo sonido “plano”;
incluso palabras largas no tienen una sílaba acentuada. Sin embargo,
el japonés usa tonos -alto y bajo- para distinguir palabras. El tono
es aplicado a cada sílaba. Por ejemplo, “ima” puede significar
“ahora” o “salón”. La diferencia está en el tono entre las
dos sílabas, no en el acento. En unos pocos casos, puedes meterte en
problemas usando el tono equivocado (y en cualquier caso sonarás
raro), pero normalmente el contexto de la conversación indicará lo
que quieres decir. En general, el tono no es un gran problema del que
preocuparse al inicio. Si hablásemos del chino entonces sí
estaríamos en apuros.
¿Cuáles son las principales
diferencias que encontraremos?
- Aunque la colocación del verbo es
diferente a la del español creo que se ha exagerado esta parte.
Cambiar la posición del verbo no supone un gran cambio en la
reorganización de tu proceso mental. Así que no sufras con esta
parte, créeme, tendrás mayores problemas que éste en el
aprendizaje del idioma.
- Subiendo en la escala de “cosas que
son difíciles para un cerebro occidental”, el japonés usa
postposiciones en lugar de preposiciones. Esto es, las cosas que
nosotros llamamos preposiciones (como “a”, “por”, “de”,
“con”...) van colocadas detrás de las partes a las que están
conectadas en japonés. Si nosotros decimos “en casa”, un japonés
dirá “casa en”. Este tipo de construcción hará sufrir a
nuestro cerebro más que la colocación del verbo al final.
- Más ampliamente, hay una diferencia
entre el “foco” de los verbos entre el japonés y las lenguas
occidentales. Nosotros estamos más interesados en la relación
temporal y tenemos múltiples formas para expresar exáctamente qué
ha pasado y cuándo. Por ejemplo, la forma verbal en inglés “will
have been going”. Si hablas inglés esta construcción está
perfectamente clara. Nuestras mentes reconocen sin problemas la
relación temporal en este conjunto de cuatro verbos. Pero en japonés es difícil relatar
esta relación temporal. Los verbos no están diseñados para
expresar esa profundidad de significado. Sin embargo, los verbos
japoneses están mejor diseñados para expresar distintos tonos de
emoción que los verbos occidentales. Nosotros tenemos que incluir un
montón de adjetivos y adverbios para detallar los sentimientos de la
gente mientras que los verbos japoneses ya contienen a menudo esas
sutilezas. Un resulta de esto es que los occidentales se equivocan
mucho en japonés porque ignoran qué emoción expresa el verbo
elegido.
- Probablemente, la diferencia más sutil
y desafiante entre nuestras lenguas es que el japonés usa muy pocos
pronombres, prefiriendo eliminar referencias a gente u otros nombres
que ya han aparecido en la conversación (en este punto es similar al
español o al italiano, pero no al inglés o alemán). Una propiedad
relacionada es la tendencia a tratar las acciones indirectamente –
es más común decir “se ha decidido que...” que decir “yo he
decidido...”. Esto al principio parece confuso – ¿cómo puedes
saber sobre qué está hablando alguien?. Pero a medida que te
sumerges en el idioma verás que está perfectamente claro; es solo
más sutil que nuestra lengua y tienes que trabajar duro mentalmente
para saber quién está haciendo qué para quién. (Esto es difícil
para los angloparlantes por ejemplo ya que ellos no están
acostumbrados a usar un idioma sin pronombres. Afortunadamente, los
españoles sí lo estamos).
El resultado de esas (y muchas otras)
diferencias es que, en un grado mayor que en las lenguas europeas, los
errores son fatales. Esto significa que, si usas una forma
incorrecta, no sonarás simplemente “gracioso” sino que lo que
digas será incomprensible.
Aprender una lengua extranjera puede
reconceptualizar tu visión de tu propia lengua materna. Esto es un
ejemplo específico del principio general que dice que el verdadero
entendimiento de algo requiere observarlo desde una perspectiva
exterior. Tú no comprenderás tu país hasta que no hayas viajado a
otras partes del mundo y puedas comparar las diferencias. No
comprenderás la cienca hasta que no hayas estudiado el arte,
religión y literatura (y viceversa). Una vez que empiezas a estudiar
japonés verás peculiaridades del español (o cualquiera que sea tu
lengua nativa) que estaban “ocultas” antes.
Esto es solo una pequeña introducción,
en los próximos días profundizaremos en otros aspectos del japonés
que nos ayudarán a comprenderlo y sobretodo, a aprenderlo con
seguridad.
Por último, señalar que a pesar de todo lo dicho anteriormente, el idioma japonés es sencillo si eres capaz de comprender esas diferencias.